¿Qué es mejor, té rojo o té verde? Se trata de una duda acuciante y muy habitual en los amantes de las infusiones, y una de las cuestiones que más nos consultan en Guilis. En este post analizaremos las propiedades y características de cada uno, y si realmente se diferencian tanto como creemos.
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Una misma planta: dos procesos de elaboración
Muchos se sorprenden al saber que tanto te rojo o te verde proceden de la misma planta: el árbol Camellia sinensis.
En realidad lo que diferencia a ambas variedades es su procesamiento, lo que aporta un sabor y unas cualidades propias.
TÉ VERDE: se recogen las hojas más jóvenes del árbol de té y se calientan inmediatamente después de su recogida, lo que hace que conserve su color verde, ya que impide que se oxiden. El calor aplicado puede ser seco (mediante horno o wok, como es tradicional en China) o húmedo (como hacen en Japón, empleando vapor). Su elaboración es sencilla, de manera que es uno de los tés más baratos y consumidos del mundo.
TÉ ROJO (también llamado Pu-erh): se eligen hojas más crecidas del árbol de té y al contrario que el te verde, se dejan secar y posteriormente se fermentan en barricas en rollos o aplastado, para que el proceso de oxidación sea más eficiente. La fermentación puede durar entre dos años o diez, y cuanto más añejo, más caro. Al ser su proceso de elaboración más complejo, que exige un alto grado de especialización, el producto final está más cotizado.
Té rojo o té verde: sus beneficios
A grandes rasgos, esto es lo que aporta cada uno de ellos:
TÉ VERDE: su mayor virtud es su efecto antioxidante, producido por las catequinas y polifenoles propios de este te, lo que ayuda a mantener jóvenes las células, incluyendo las paredes arteriales, lo que también favorece al sistema cardiovascular. Cuenta también con un efecto diurético y ayuda a controlar el peso. Gracias a la L-Teanina, también tiene un efecto relajante.
TÉ ROJO PU-ERH: en el proceso de fermentación las bacterias generan una sustancia llamada lovastina, que ayuda a reducir el colesterol LDL (el colesterol malo) y aumenta la producción de colesterol HDL (colesterol bueno). Esto reduce los depósitos de grasa en vasos y arterias. Además, mejora los niveles de la lipasa, un enzima que limita la acumulación de grasa en las vísceras. También contiene antioxidantes (aunque en menor cantidad que el té verde), nutrientes y vitaminas. Y cuenta con un mayor efecto estimulante que el té verde.
Si bien es cierto que uno y otro se distinguen, ambos cuentan con características muy similares en mayor o menor grado: propiedades antioxidantes, depurativas y adelgazantes y anticancerígenas.
En la práctica, sus diferencias son tan mínimas que en realidad no notaremos un gran cambio por tomar solo un tipo determinado o el otro.
Té rojo o té verde: la diferencia está en el sabor
Si son propiedades son en realidad tan parecidas, ¿qué elegimos: te rojo o te verde? La respuesta es muy sencilla: lo que más nos guste.
El té rojo es más fuerte y espeso, se suele acompañar de leche para aportar una textura más cremosa y se suele recomendar para tomar por las mañana, por su carácter estimulante y energético.
El té verde es más suave, ligero y herbal. Es un poco más amargo que el te rojo, por eso se suele combinar con la menta o el limón, y se le añade azúcar o edulcorante.
Así que la diferencia más acusada entre el te rojo y el te verde está en el sabor, algo que viene dado por el mencionado proceso de elaboración y, por su supuesto, por su calidad.
No es lo mismo tomar una infusión de té en bolsistas que en tetera, como tampoco un producto de supermercado y otro de una marca especializada.
Nosotros te recomendamos los Tés orgánicos de Guilis, elaborados con la máxima calidad y sabores intensos, como el Té verde del desierto, gundpower orgánico con hoja de la planta menta y el Té rojo Pu-erh frutal orgánico con trozos de manzana, hibisco, escaramujo, trozos de fresa y frambuesa.
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